* Están orientadas a desmontar y eliminar las inequidades y toda forma de subordinación y dominio entre los sexos, que históricamente han existido.
Las políticas públicas con enfoque de género responden a la necesidad de integrar a las mujeres al desarrollo, y reconocen que éstas viven aún en condiciones de dependencia, subordinación, exclusión y discriminación por prácticas sociales y concepciones culturales ancestrales, sostuvo la presidenta de la Asociación Civil ‘Progreso para México’, Mariana Gazcón Núñez, en sesión virtual e interactiva organizada por el Instituto para la Mujer Nayarita.
En esta sesión de capacitación, Mariana Gazcón manifestó que estas políticas son fruto de la participación y la aportación de los movimientos feministas y de las mujeres, y agregó que están orientadas a desmontar y eliminar las inequidades y toda forma de subordinación y dominio entre los sexos, que históricamente han existido.
Asimismo, indicó que las políticas hacia las mujeres se pueden implementar desde tres vertientes: desde un corte asistencial, en donde las mujeres son consideradas receptoras pasivas de medidas de bienestar familiar; de corte paternalista, donde son consideradas entes vulnerables y, como tales, requieren de protección y satisfacción de sus necesidades, y de corte integral, en donde se toman en cuenta los procesos de cambio y las relaciones de género, y se revisa la distribución del poder.
La capacitadora mencionó que, aun cuando las mujeres tienen los mismos derechos, existen necesidades específicas que distan mucho de ser homogéneas; por tanto, se requiere conocer la especificidad para que las leyes y las políticas públicas, con este enfoque, respondan a ellas.
Dijo, además, que los obstáculos más comunes para la consolidación de las políticas públicas con perspectiva de género son la falta de compromiso y voluntad política; la falta de sensibilización de las autoridades; falta de presupuesto, y falta de personal técnico capacitado en políticas de equidad de género. Por otra parte, existen factores facilitadores, como la movilización y presión social de las organizaciones de mujeres; la alternancia política; la presencia de mujeres y hombres sensibles a los derechos de las mujeres, y la influencia y apoyo de las instancias de la mujer en los estados.