El Seguro Social otorga valoración por Psiquiatría y, de ser necesario, tratamiento
farmacológico cuando hay alteraciones en la conducta, afectivas o psicosis.
El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) exhortó a madres, padres de familia y
cuidadores a conocer y estar atentos ante síntomas que hagan sospechar que su hija o
hijo presenta Trastorno de Espectro Autista (TEA), esto con la finalidad de solicitar de
atención médica oportuna e iniciar tratamiento a temprana edad y tener mayores
posibilidades para ser una persona independiente, productiva y funcional.
La Dirección de Prestaciones Médicas del IMSS explicó que hay menores con TEA que
muestran diferencias en el desarrollo cuando son bebés, especialmente lo relacionado
al desarrollo de habilidades sociales y del lenguaje, ya que dentro de este trastorno,
ocurren alteraciones del desarrollo a nivel cerebral.
De recién nacidos a los 18 meses de edad, los principales síntomas están en la
socialización; un ejemplo puede ser que al cargarlos, los bebés no se anticipan
estirando los brazos, se retrasa la sonrisa social, no muestran alegría al jugar, así como
la ausencia de una conducta de afecto por sus padres y familiares, también hay
indiferencia a la presencia o ausencia de un adulto y en muchas ocasiones evitan
establecer contacto visual con las personas que se les acercan.
En el ámbito de la comunicación puede haber llantos inesperados, exagerados o
injustificados; tampoco señalan con dedo índice algo que les interesa, se retrasa la
aparición del balbuceo o no se presenta otra característica es que no responde a su
nombre; en conductas y actitudes, puede presentar una pasividad poco común, no
permitir cambios, y en cuanto al juego, pueden estar varias horas con un objeto de
manera repetitiva, apilarlos, ordenarlos en fila, chupar o golpetear.
Entre los 18 a 36 meses, también existen síntomas variados como: no participar en
interacciones sociales sencillas tales como decir adiós, no compartir intereses, ni iniciar
juegos, no buscar a los padres al estar en un lugar, ni tampoco para ser consolados
ante una caída o golpe, otra característica en esta edad, es también el evitar el contacto
visual y físico, en caso de ser tocado muestra irritabilidad y/o rechazo.
Algunos niños, no desarrollan lenguaje verbal, o resulta ser muy básico o poco
adaptado al contexto; toman las manos de las personas para dirigirlas hacia aquello
que quieren y no responden a preguntas sencillas, pueden mostrar interés a algún
sonido atípico como el ruido de la lavadora, alguna canción o el motor del coche, o
presentar movimientos estereotipados frecuentes como balanceo, aleteo, giros sobre su
mismo eje o aplausos repetitivos, entre otros.
Una vez en consulta, el diagnóstico se realiza mediante entrevista clínica y observación,
se utilizan diversos cuestionarios de conducta basados en criterios diagnósticos
internacionales para la valoración del desarrollo y habilidades cognitivas.
Las y los derechohabientes con Trastorno de Espectro Autista reciben valoración por el
especialista en Psiquiatría, y si lo considera necesario inicia tratamiento farmacológico
en caso de que encontrar alteraciones en la conducta, en la parte afectiva o psicosis, y
realiza la referencia según las necesidades de apoyo a los servicios de Psicología,
Pediatría, Neuropediatría y/o Genética, en caso de ser necesario y de tener disponible
el servicio.
Según la OMS se calcula que, en todo el mundo, uno de cada 100 niños tiene autismo.
Esta estimación representa una cifra media, pues la prevalencia observada varía
considerablemente entre los distintos estudios. No obstante, en algunos estudios bien
controlados se han registrado cifras notablemente mayores.